- Estiman que para 2020 la población vivirá 78 años en promedio y, para 2050, más de 80
- Debe brindarse bienestar al adulto mayor y crear dinámicas para su integración social
- La vejez no debe ser sinónimo de abandono y pobreza: Rosaura Ávalos Pérez, antropóloga social de la UNAM
Al aumentar las expectativas de
vida se incrementa también el envejecimiento de la población, por lo que en
2020 el país tendrá el 13.9 por ciento de adultos mayores y en 2050 llegará al
26.5 por ciento, por lo que es necesario fortalecer las redes sociales de
apoyo, que permitan mejorar su calidad de vida, para que esta etapa no sea
sinónimo de abandono, pobreza y soledad.
La maestra en Antropología Social
de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Rosaura Ávalos Pérez, así
lo afirmó durante el curso “Redes sociales de apoyo y su importancia en la
calidad de vida en las personas adultas mayores”, organizado por la Secretaría
de Desarrollo Social (Sedesol), a través del Instituto Nacional de las Personas
Adultas Mayores (Inapam).
La especialista explicó que para
el año 2020 los mexicanos vivirán en promedio 78 años, mientras que para 2050
las expectativas de vida serán de aproximadamente 81 años.
Ávalos Pérez comentó que
actualmente 9.3 por ciento de la población son mujeres de 60 años y más, contra
8.2 de los hombres, de acuerdo a cifras del Censo 2010 del INEGI, por lo que
las proyecciones consideran que para 2030 el sector femenino podría vivir 80
años en promedio.
Ante el crecimiento de la
población adulta mayor en el país, la académica enfatizó que es prioritario
sensibilizarse para conocer las relaciones personales y la interacción social
de este sector, que en 2050 constituirá la cuarta parte de los mexicanos, con
el propósito de brindarle una mayor calidad de vida.
Destacó la importancia del
fortalecimiento de las redes sociales de apoyo, “consideradas como el
conjunto de relaciones interpersonales que integran a una persona con su
entorno social y le permiten mantener o mejorar su bienestar material, físico y
emocional, así como su identidad social”.
La antropóloga de la UNAM explicó
que la red social de apoyo comienza por la familia, de la cual depende gran
cantidad de personas mayores de 60 años, en lo que respecta a sus condiciones
socioeconómicas y de salud, por lo que se debe dar un giro integrador y no
discriminatorio entre sus miembros.
“Hay familias numerosas con una
participación débil o casi nula por parte de los adultos mayores, por lo que se
debe trabajar en la reconstrucción y organización familiar, con el propósito de
brindar bienestar y crear una dinámica de integración y reciprocidad”, destacó.
Ávalos Pérez recalcó que
independientemente del grado de convivencia entre los adultos mayores con
su familia, amigos o vecinos, se debe respetar su autonomía, además de
que la comunicación y el intercambio de ideas deben ser los principales
factores para fortalecer las relaciones intergeneracionales.
En México, 27 por ciento de los
hogares tienen al menos una persona adulta mayor; 58.1 por ciento son
jefes de familia y, en la mayoría de los casos, desempeñan además el rol de
cuidadores de nietos, cónyuge u otros familiares.
Asimismo, se estima que dos
millones de adultos mayores viven en hogares ampliados, es decir, con hijos,
nueras, yernos o nietos, y que alrededor de 80 mil están en hogares compuestos,
donde hay más personas sin lazos de parentesco con el jefe del hogar.
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